Un grito por la educación

noviembre 14, 2019
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COLUMNA

Ricardo Evangelista
Director Ejecutivo
Fundación Sara Raier de Rassmuss

Hoy se está produciendo el cambio social, político y cultural más importante en la historia reciente de Chile. Quizás el cambio más necesario pero menos “gritado” por los niños y niñas, es por una mejor educación. 

Vemos cómo decenas de miles de personas están protestando y se han movilizado en paz por una sociedad más justa, sin embargo, también hay un grupo de personas que hoy están en las calles manifestándose por medio de la violencia. No puedo dejar de pensar que probablemente esas personas son aquellos niños y niñas que dejamos de ver hace 10, 15 ó 20 años atrás. Aquellos a los que no les dimos las oportunidades que necesitaban y los invisibilizamos haciéndolos pasar de escuela en escuela. Quizás son esos cientos de niñas y niños que no les enseñamos a leer, ni los formamos en solidaridad y colaboración, ni tampoco los hicimos sentirse parte de nuestra sociedad. 

Junto a cientos de organizaciones de la Sociedad Civil, que hoy se agrupan en la red hacia un Nuevo Pacto Social, nos ponemos al servicio de la construcción de un nuevo y necesario acuerdo social a través de un proceso de cambio histórico en el país, en donde se tiene la oportunidad de construir un Chile más colaborativo, colectivo y sustentable. 

Estoy convencido que, la educación es la herramienta más importante que tenemos para la construcción de ese nuevo Chile, uno que realmente logre el desarrollo integral de las personas. Pero para eso, no podemos continuar teniendo un sistema educativo que permita el avance de miles de niñas y niños a cursos superiores sin lograr educarlos de manera adecuada. 

Actualmente cerca del 60% de estudiantes que pasan a 2º básico no aprenden a leer ni a escribir (Agencia de la Calidad, 2017). Poder leer y escribir a temprana edad, está directamente relacionado con el éxito y fracaso escolar que un estudiante tendrá en su vida. Reproducir prácticas de malos resultados, no solo condena a los estudiantes y su futuro, sino también a sus familias a un sistema desigual, en donde la educación se configura como un medio de reproducción de desigualdad, más que una herramienta de desarrollo y movilidad social. 

Llegó la hora de escuchar y ser escuchados, dialogar pero también actuar. Todos estamos llamados a participar activamente en la mejora educativa que Chile necesita, ya sea impulsando cambios en el sistema educativo, entregando la formación necesaria a nuestros niños y niñas en nuestras casas, trabajando, participando o colaborando en las distintas comunidades educativas. Invertir en el desarrollo de los niños y niñas, es apostar por el futuro. En ellos recaerá el Chile del mañana y en nosotros está entregarles las herramientas y los aprendizajes necesarios para que puedan construirlo.